lunes, 26 de septiembre de 2011

Iluminando la oscuridad

Puede que resulte aburrido comenzar a aprenderse la combinación del solemne himno austriaco con el alemán o volver a ver a tu equipo sucumbir ante el sublime rendimiento de la combinación Vettel-Red Bull, pero la única realidad es que la perfección del genio alemán al volante del RB7 es la única luz constante en una oscura Fórmula 1 en la que sus rivales son completamente incapaz de reinventarse para salir adelante y siquiera convertirse en oposición del poder reinante.

Con Ferrari cada vez evidenciando un síntoma distinto de una enfermedad endémica contraída por Stefano Domenicali y no diagnosticada a tiempo por el galeno Montezemolo, estamos ante un campeonato en el que el equipo que cuenta con el piloto de mayor talento de la parrilla es incapaz de contener una locura que hace tiempo dejó de ser transitoria y en el que el único hombre con la misma arma que el próximo bicampeón da muestras de haber contraído la peor afección posible para un piloto: acomodarse en un asiento y comenzar a llamar a la oficina en la que tipos como Rubens Barrichello o Jarno Trulli campan a sus anchas.

Hay que reconocer que la mayoría de los nombrados han tenido su momento de gloria frente al absolutismo de Vettel, pero a la hora de la verdad, nadie se ha mostrado como un rival serio de manera constante para el alemán, que se encuentra secundado en la tabla por un piloto como Jenson Button, cuyo rendimiento jamás pasará de la tercera página en los libros de historia de la Fórmula 1. Pero al inglés le basta con alejarse de guerras de guerrillas, declaraciones grandilocuentes o empresas de marketing para cumplir en pista. Y es que, después de todo, lo único necesario para hacerlo bien en este negocio es bajarse la visera y centrarse en lo deportivo.

Si no pregunten a Vettel, un niño a punto de convertirse en doble campeón del mundo sin haber tenido nunca representante. Alguien que bromea con la prensa a pocos minutos de salir desde la pole, se ríe con cada episodio de Top Gear y escucha a los Beatles. Un tipo como usted y como yo, vamos. Alguien que, mientras el resto se ahogan en un vaso de agua, seguirá ganando carreras como quien va al cine el domingo por la tarde.

jueves, 22 de septiembre de 2011

La vehemencia como losa

A final de temporada expirará el plazo por el que Renault, si cometía una infracción grave contra el deporte, sería descalificada de forma permanente de la Fórmula 1. Esa fue la sanción que la FIA infringió al equipo francés por el escándalo del 'crashgate', el accidente voluntario de Nelsinho Piquet en el primer Gran Premio de Singapur de 2008.

Resulta interesante echar un vistazo atrás para comprobar qué ha sido de los protagonistas del incidente. El joven Piquet, con más prepotencia que talento, jamás volverá a pisar un paddock del Gran Circo para realizar su trabajo. Sus sucesivas declaraciones ante los miembros de la FIA no fueron más que una demostración de poca inteligencia y si algo dejaron claro es que jamás existió presión del equipo para que Piquet se estrellara. Así se extrae de la declaración de Mister X, el único testigo no implicado en la reunión en la que se gestó el arreglo.

De esa forma también se expresó Pat Symonds, quien se limitó a reconocer que fue el propio piloto quien propuso forzar la salida del Safety Car y tan sólo asumió su culpa por no censurar la propuesta en ese mismo momento. Esa inteligencia, mostrada en decenas de ocasiones en el muro, es la que ha permitido a Symonds volver a la Fórmula 1. Su trabajo en Virgin, su labor de gurú en la revista más prestigiosa de la competición y el ejemplo de otros casos de retornos satisfactorios hacen que, a día de hoy, la percepción que se tiene del británico es que es uno más en la competición.

¿Y Flavio Briatore? Su implicación en el caso es la menos clara de los tres, pero la sanción de por vida es la mayor de todas. Las razones de esta decisión federativa están claras: el italiano reaccionó negando la mayor, mintió en su declaración jurada al respecto de lo ocurrido, no ejerció su papel -en ese momento, era jefe de equipo y mánager de Nelsinho- y sobre todo, tenía demasiadas cuentas pendientes con la FIA como para que los miembros del Consejo Mundial dejaran pasar la situación.

Sus siempre vehementes declaraciones durante años, su revanchismo y su historial terminó con los huesos de Flavio fuera de la Fórmula 1 y, aunque su retorno -aceptado por la justicia y ansiado por un innegable alto número de aficionados- parezca siempre cerca de producirse, me temo que Briatore no volverá a ponerse a los mandos de una escudería. Sin duda, Luca di Montezemolo es suficientemente inteligente como para no ponerse del lado de alguien con tantos enemigos y tan poca habilidad política.

Al hilo, no hay que olvidar el atinado ejemplo que Pat Symonds puso en su declaración jurada. ¿Alguien juzgó a Ferrari tras manipular la calificación del Gran Premio de Mónaco en 2006 cuando Michael Schumacher aparcó su Ferrari en la pista? Lo ocurrido se saldó con una mera sanción deportiva al piloto, que podríamos calificar como leve si tenemos en cuenta lo ocurrido con Renault. Y es que, parafraseando a Bernie Ecclestone, asegúrate de que tus manos son suficientemente grandes antes de intentar coger a alguien por sus partes nobles.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

GPA: Repóker de campeones


Publicado en el nº43 de GPActual

Cinco campeones del mundo en parrilla: el joven Vettel, el inteligente Button, el agresivo Hamilton, el bicampeón Alonso y la leyenda Schumacher. Con semejante alineación, tenemos que remontarnos al año 1970 para ver un número tan amplio de campeones del mundo disputando el campeonato. Los tiempos han cambiado mucho, la seguridad en los circuitos pasó de ser la excepción a convertirse en norma, los coches han pasado por un buen número de cambios profundos, pero el mejor espectáculo del mundo de las cuatro ruedas continua llamando la atención de los aficionados como lo hacía cuando Los Beatles se acababan de disolver o el Apolo 13 había sido lanzado a la Luna.

Al igual que en la actual temporada, en sus primeros compases, la de 1970 destacó por el dominio de un monoplaza innovador, el Lotus 72. Destinado a suceder al legendario 49, el monoplaza de la factoría de Nolfork fue el primero que retrasó la admisión central del morro a los pontones, lo que revolucionó los planteamientos adquiridos hasta ese momento. Como toda idea revolucionaria, el 72 fue complicado de depurar y el equipo continuó usando el antiguo modelo, en su versión C, en algunas carreras de los primeros Grandes Premios de la temporada.

Un año extraño y negro


Un arma legendaria como aquella tenía que se estrenada en un circuito mítico como el Jarama, que acogía por primera vez la Fórmula 1, viviendo uno de los momentos más peculiares de la historia de la competición: ante la imposición de una parrilla de tan sólo 16 coches, los pilotos se niegan a participar si no se deja competir a sus compañeros no clasificados. Pero cuando llegó la hora de la carrera, todos se presentaron en parrilla... ¿todos? No, el doble campeón Graham Hill, en su último años con Lotus, se negó a competir bajo esas condiciones. Con lo cual, los comisarios decidieron llamar al primer suplente generando un escándalo sin igual en el circuito. Ante la situación esperpéntica, Jackie Stewart intercedió ante sus compañeros y la carrera se disputó con Hill entre los participantes.

Como no podía ser de otro modo, Stewart, el defensor del título y el más joven de los cinco campeones, se hizo con la victoria en aquella cita, su primera carrera con Matra. Ese resultado sería un oasis en el desierto, ya que el escocés sólo subiría dos veces más al podio. Mientras, el rey de Mónaco, doble Campeón del Mundo, terminaba cuarto y durante el año no lograba brillar ni siquiera en su circuito talismán, quedándose muy lejos de la lucha por un campeonato que no volvería a ganar.

Precisamente, la cita del Principado es la que define el campeonato. Jack Brabham, a sus 44 años y con tres títulos en su haber, había prologado su carrera tras no encontrar ningún piloto de nivel para ocupar su puesto en su propio equipo. En lo que sería su último año en el Gran Circo, el australiano se encaminaba a cerrar su carrera con una espectacular victoria en el mismo lugar en el que había conseguido su primer triunfo más de una década antes. Sin embargo, no contaba con la velocidad del nuevo Lotus 72.

Y es que, con Jochen Rindt al volante, el 72 se volvió imbatible. En Mónaco, el austriaco presionó hasta la extenuación a Brabham y consiguió que el ‘aussie’ cometiera un error en la última vuelta, logrando la primera victoria de una racha de cinco consecutivas, sólo interrumpida por una rotura de motor en Spa. Aquella fue la última carrera disputada en el circuito original y una de las dos victorias del méxicano Pedro Rodríguez.

En el siguiente Gran Premio en Zandvoort, llegaron los primeros puntos de John Surtees. El campeón del 64, que había creado su propia escudería siguiendo el ejemplo de Brabham, aún estaba usando el McLaren M7C de la pasada temporada antes de sacar a pista su propio monoplaza: el Surtees TS/7, el precursor para una escudería que competiría durante nueve años en Fórmula 1.

Semanas antes, el quinto campeón, Denny Hulme habría sufrido fuertes quemaduras en sus manos preparando la Indy 500. Unido al reciente fallecimiento de su patrón Bruce McLaren y al anterior de Piers Courage, la Fórmula 1 se volvió a teñir de negro y, a pesar de que la situación parecía que no podría ir peor, llegaron los entrenamientos del Gran Premio de Italia en los que se produjo una nueva desgracia: el fallecimiento de Jochen Rindt.

Al entrar en la Parabólica, el eje del freno delantero cedió y el chasis número 2 terminó contra las barreras llevándose la vida del que se convertiría, de manera póstuma, en el sexto campeón de aquella parrilla. Pese a que se disputarían cuatro carreras, ni Jacky Ickx, ni Clay Regazzoni lograrían recortar la distancia que les separaba del austriaco.

Inevitables comparaciones


La seguridad es la gran diferencia entre aquella época y la actual. Gracias al trabajo de Jackie Stewart, Sid Watkins y otros muchos durante estos años, este mayo se cumplirán 16 años sin lamentar una muerte en carrera y los aficionados pueden respirar algo más tranquilos, ya que es mucho más complicado que sus ídolos perezcan en pista, algo lamentablemente común en los primeros años de competición.

Centrándonos en la figura de estos diez hombres que tienen ganado su hueco en el Olimpo de la Fórmula 1, la generación del 70 tenía prácticamente siete años más de media que los actuales y tan sólo un veteranísimo Michael Schumacher supera en edad a Stewart, el más joven de los cinco campeones de hace cuatro décadas. Para reafirmar la teoría, tan sólo hay que aportar un dato: hasta ese momento, sólo Bruce McLaren había ganado una carrera con la edad que actualmente tiene Sebastian Vettel.

Aunque la situación de estabilidad de los pilotos es mucho mayor que entonces y es inimaginable que uno de estos campeones con decenas de contratos publicitarios vaya saltando de equipo en equipo (¡o incluso impulsando el suyo propio!) como los campeones de la época, resulta curioso darse cuenta de que, desde que Fernando Alonso se hiciera con su segundo título en Renault en 2006, nadie ha podido repetir entorchado. De hecho, el español fue el único que tuvo opciones de hacerlo en su primer año en McLaren. Y es que, tanto Raikkonen como Hamilton y, en menor medida, Button, estuvieron lejos de conseguir su segundo título con el 1 en su monoplaza a pesar de estar en equipos destinados a luchar por las victorias como McLaren o Ferrari.

Después de un inicio de campaña fulgurante, la situación parece mucho más propicia para que el campeón en título Sebastian Vettel consiga volver a hacerse con la corona. Tal y como ocurría en aquellos maravillosos años con Colin Chapman, Vettel puede recorrer la parrilla con su monoplaza y ver como todos los rivales recelan y admiran las innovaciones que un genio como Adrian Newey ha introducido en el arma que le podría dar el campeonato del mundo. Después de todo, quizá no hayamos cambiado tanto.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Número siete, calle Melancolía

Franz Tost, una de las pocas personas que cuentan con la absoluta confianza del omnipotente Helmut Marko en la estructura de Red Bull, está cansado de ver pasar pilotos: Tonio Liuzzi, Scott Speed, Sebastian Vettel, Sébastien Bourdais, Sébastien Buemi y Jaime Alguersuari han pasado por sus manos, listas para acoger a nuevos cachorros como Daniel Ricciardo o Jean-Eric Vergne. Todos ellos, con mayor o menos éxito, han disfrutado de año y medio para poder adaptarse y demostrar que merecían un hueco en Fórmula 1.

Por ello no es de extrañar que Tost, uno de los más coherentes en el poco coherente paddock del Gran Circo, cifrara el tiempo de adaptación de Michael Schumacher a la nueva F1 en 18 meses. Su periodo fuera de las pistas de tres largos años hizo que su reacción a las novedades de la competición se asemejara más a la de tipos como Vitaly Petrov o Kamui Kobayashi que a la del segundo piloto con más grandes premios a la espalda. Eso hizo que Michael se encontrara ante una pared difícil de superar y en el que esas mismas ventanas en las que llevaba toda la vida agarrándose brillaban por su ausencia.

Las críticas, en muchos casos merecidas, no tardaron en llegar y cualquier razón era válida para atizar a la estrella caída. Haciendo gala de su innata capacidad para superarse, el Kaiser no se amilanó y se empeñó en demostrar al mundo que su retorno no fue un error. Los malos días siguieron apareciendo, las arrugas no dejaron de multiplicarse, pero un halo de luz comenzó a iluminar el camino y aquellos que no creían en él comenzaron a sorprenderse por la fe que mostraba alguien que, más de noventa victorias después, defendía su posición en lucha por un puesto en los puntos como si el título estuviera en juego.

Es imposible que pueda igualar el ritmo de los punteros, ha sembrado dudas sobre si su talento está a la altura de su impresionante hoja de servicios y no nos engañemos, quizá haya perdido el tranvía que lleva al triunfo pero, aunque siga enfilando el camino a la cuesta del olvido, no hay duda de que su tesón aún le guarda algún mediodía en el barrio de la alegría.

Lo mejor de la década: Resumen

N. Del R: Perdón. No hay más que comentar sobre la interrupción de tanto tiempo en la publicación de los resultados de la encuesta 'Lo mejor de la década'. Sin duda, un proyecto demasiado ambicioso para el tiempo disponible, pero su participación bien merece ser recogida y ya saben lo que dice el dicho: más vale tarde que nunca.

Carrera de la década

Una de las categorías más personales y diversas de la encuesta. ¿Qué es una gran carrera? ¿Una en la que se deciden los títulos o aquella en la que se produce un gran espectáculo? En este caso, la disyuntiva se resolvió con la victoria del Gran Premio de Brasil 2008, también ganador del premio a mejor momento de la década. Una carrera que aúna ambos conceptos: lucha bajo la lluvia en Interlagos, que también es sede de la tercera mejor cita de la década en 2003, y un campeonato ganado en la última vuelta con Lewis Hamilton como afortunado vencedor.


Temporada de la década

El recuerdo de la pasada temporada hizo que los aficionados no titubearan al señalar 2010 como el mejor año de la Fórmula 1 en la última década. Las alternativas en la lucha por el título y el apasionante e inesperado final en Abu Dabi cautivaron al espectador, muy por encima de otros campeonatos relevantes como el de la lucha entre Alonso y Schumacher en 2006, que recibió prácticamente un quinto de los votos.


Cerebro de la década

La lucha a dos que se presentó en esta categoría se resolvió en favor de Ross Brawn, el gurú táctico en el que Ferrari basó su dominio en los primeros años del nuevo siglo. Su posterior actuación con Brawn GP hizo decidirse a los aficionados frente a la opción de un rival que también merecía esta distinción: el diseñador estrella del Gran Circo, Adrian Newey.


Jefe de equipo de la década

Aliados durante la gran época de Ferrari, Ross Brawn y Jean Todt se quedaron a un voto de compartir honores en la categoría de mejor jefe de equipo. El inglés, que sólo ejerció ese rol en Brawn GP y Mercedes, batió al actual presidente de la FIA superando en votos con solvencia a Flavio Briatore, primer hombre ajeno a la escudería de Maranello que aparece en la votación.
Coche de la década

Aunque Adrian Newey no haya sido premiado de manera individual, una de sus creaciones sí ha recibido la aprobación de los aficionados: el Red Bull RB6 de 2010 se ha impuesto como el coche de la década por delante de los dominantes diseños de Rory Byrne con Ferrari: el F2004 y el F2002, que comparte la tercera posición con el Renault R25.
Equipo de la década

La tiranía de Ferrari en la era Schumacher ha sido suficiente para que la mayoría de los aficionados consideren a la marca del Cavallino como la mejor escudería de competición de los últimos diez años. En un sorprendente segundo puesto se coloca Red Bull, que supera a Renault pese a haber conseguido un título menos que los de Enstone.

Piloto de la década

Sin duda, la votación con más morbo de la encuesta se ha resuelto con un duelo a dos entre Fernando Alonso y Michael Schumacher, que el alemán gana a los puntos. El tercer puesto de Lewis Hamilton, único en obtener puntos tras los dos gigantes, da la sensación de que los aficionados echaron de menos algún nombre en la lista.