lunes, 25 de junio de 2012

Fernando Alonso: rozando el límite de la perfección


Fernando Alonso no es perfecto. Cualquiera con dos dedos de frente lo sabe aunque durante años se hayan empeñado en asegurarnos que Fernando era siempre infalible, el hecho de no lo sea -¡nadie lo es!- resalta la grandeza del piloto de Ferrari: más de una temporada completa puntuando de manera consecutiva en la Fórmula 1 más igualada que se recuerda y consiguiendo el 91% de los puntos de su equipo en 2012. Pero, soltemos la bandera y reconozcamos que aquello de 'la excepción que confirma la regla' aparece muy de vez en cuando con Fernando y su gris calificación del sábado nos recuerda que Alonso también es humano y que los milagros son algo que sólo se producen en antiguos libros de ficción.
Fernando Alonso, el líder de Ferrari
 
Esos jarros de agua fría hacen disfrutar más de los grandes momentos: "no pain, no gain" que dirían los anglosajones. Y sí: Valencia ha sido uno de esos momentos. Uno de los grandes, una de esas victorias que usted y yo recordaremos cerrando los ojos cuando recordemos la figura del Campeón español, a quien el paso de los años terminarán poniendo en su sitio: sus férreos defensores se pueden olvidar de la magia y señalar la fría estadística para demostrar el talento del asturiano, sus críticos no sabrán dónde meterse para terminar reconocido que "ese asturiano es muy bueno" y el poso que está dejando en el imaginario colectivo es difícil de describir con meras palabras: respeto, admiración, temor en sus rivales...

El motivador del Cavallino


En la Fórmula 1 de los siete equipos en tres décimas, Alonso saca veinte puntos al segundo tras ocho carreras. ¿Se acuerdan dónde estaba Ferrari en Australia? No eran pocos los que pedían que Ferrari, siguiendo la senda del oportunista Briatore en la pasada temporada, tiraran la temporada por la borda: el F2012 no valía. Entre ellos no estaba Fernando. Siempre con el discurso de "la suerte se compensa",siempre con la mente puesta en qué hacen sus grandes rivales por el campeonato y con la mentalidad necesaria para liderar el equipo más mítico de la Fórmula 1"hay que seguir trabajando, equipo". Ese mismo equipo que estaría séptimo u octavo en el campeonato sin él.

Alonso y Schumacher, en el podio

Ha sido bonito ver a Michael Schumacher en el podio junto a Fernando en una ocasión como la de hoy. El hombre más laureado de la historia con el que supo coger su testigo. Al lado izquierdo de ambos, Kimi Räikkönen, tan altivo como talentoso. Un piloto soberbio, rapidísimo en su mejor día pero un adolescente en cuanto a ética en el trabajo al lado de los profesionales con los que compartía podio. Esto no es una crítica al finlandés, sino otro motivo para pensar que lo complicado que es rozar el límite de la perfección como está haciendo Fernando. Son tantos factores, tantos detalles y la línea es tan delgada y frágil que es asombrosamente fácil quedarse corto o pasarse.

Es muy sencillo pecar de valiente y terminar con tu carrera por pecar de agresivo a una vuelta del final, terminar con tus neumáticos en una lucha con otro competidor o poner al límite a un debutante que acaba jugándote una mala pasada. El lado cómodo también es una opción: limitarse a contar las vueltas mientras ves la publicidad del alerón trasero del tipo que va delante tuya, no ser capaz de calentar los neumáticos o simplemente resignarse a que el circuito no se adapta a las características del coche. Lo complicado es acercarse a la perfección como norma y eso es lo que está haciendo Fernando Alonso cada fin de semana. Sin la ambición de serlo, con la única pretensión de ser reconocido como un auténtico profesional cuando sus guantes comiencen a coger polvo en su casa de Oviedo. Como tú y como yo. Y por el camino disfrutar de tardes como la de este domingo en el puerto de Valencia.

jueves, 21 de junio de 2012

El avión


La cultura nos sirve para no gritar cuando cae el avión", espeta Arturo Pérez-Reverte en JotDownprovocando las risas de Enric González. Divina pareja: el reportero de guerra convertido a contador de historias y uno de los hombres que mejor dibuja esas mismas historias en nuestro idioma. Pero antes de irme de tema y recomendar la bibliografía de ambos, volvamos al fondo de la frase que, como habrán podido comprender, viene a dejarnos claro que conocer el ámbito y el desencadenante de los acontecimientos hace que su aparición no nos coja por sorpresa.
salida Canadá 2012
 
En seguida a mi mente me vinieron las últimas vueltas del Gran Premio de Canadá y Fernando Alonsoperdiendo posiciones mientras sus Pirelli dejaban claro que cualquier tiempo pasado fue mejor. Cualquier vuelta pasada, si me permiten la licencia. Hubo quien supo ver el desastre antes de que se produjera, al conocer los detalles de las tandas de Ferrari durante el fin de semana, intuir la degradación de los neumáticos bajo la temperatura que había en pista o, simplemente, comparando los tiempos del español con los de Lewis Hamilton, parejo en cuanto a ritmo hasta el punto de inflexión de la pasada carrera.

Es muy fácil simplificar y pintar de blanco o negro una situación, pero con los datos en la mano siempre hay una razón para que los hechos se produzcan y con ellos, suele triunfar el gris. Y ya no hablamos de Canadá, sino de la temporada en global. La Fórmula 1 de 2012 no es una lotería y ni siquiera los neumáticos Pirelli lo son. Como decía el clásico, la suerte es tan sólo un cúmulo de pequeños detalles y todo buen amante del mundo del motor sabe que esa es la esencia de las carreras: un pinchazo lento, una línea blanca en pleno diluvio o la duda de un doblado. Todo importa y hablando de 2012, todo es decisivo.

Por eso me voy a permitir dar un consejo, que sirve también de nota mental. Siempre habrá detalles que se nos escapen, pero hagamos un esfuerzo por comprender los que están negro sobre blanco, por tener los datos en la mano y entender por qué se dan los altibajos en esta temporada. Corran a la web de la FIA a ver los tiempos, buceen en la letra pequeña de los comunicados de prensa, busquen más allá de los medios habituales y desempolven su vieja Casio. Quiten la palabra 'suerte' y 'lotería' de sus diccionarios y háganse un favor empapándose de auténtica Fórmula 1: la mejor temporada de la última era bien lo merece.

viernes, 15 de junio de 2012

Toro Rosso o cuando los resultados no importan


La temporada 2012 de Fórmula 1 se ha convertido en una fiesta en la que todos comen un pedazo de tarta. ¿Todos? Dejando a un lado a Force India que, si continua mejorando en los próximos meses, tendrá opciones de hacerse con un trozo del pastel, hay un equipo que a duras penas podrá aspirar a obtener puntos de manera esporádica: Toro Rosso, el equipo cantera de Red Bull. No es su objetivo, así de simple.
Toro Rosso no está siendo competitivo en 2012
 
Es fácil recordar que hubo un tiempo en el que Toro Rosso sí fue competitivo pero hay dos condicionantes importantes: Gerhard Berger, inteligente y con buena vista para los negocios, tenía el 50% de la escudería y estábamos en una época en la que los coches cliente estaban permitidos. En resumidas cuentas, Toro Rosso tenía una cúpula directiva que sí buscaba obtener resultados y a la matriz les costaba poco dinero tener dos chasis competitivos en su escudería menor. Si a eso unimos el 'factor Vettel' tendremos la razón por la que la victoria en Monza culminó una racha de grandes resultados.

Pero a final de 2008, el proyecto se desmoronó: Red Bull reclamaba a su joven estrella y la FIA prohibiría los coches cliente para 2010 con lo que Berger, haciendo gala de los dos adjetivos que le hemos adjudicado antes, vendía su participación en la escudería volviendo a quedar el equipo en manos de Dietrich Mateschitz, el magnate de bebida energética. Su competitividad en pista se mantuvo durante el inicio de 2009 pero en 2010 Toro Rosso volvía a ser un equipo de final de parrilla que bien podría recordar a Minardi de no ser por la entrada de tres equipos con unos recursos aún más limitados que los suyos.
Viejos tiempos, viejas victorias

En la pasada temporada, la consolidación de sus pilotos y la experiencia acumulada hizo que el equipo repuntara a final de año, pero la realidad de Toro Rosso explotó a los ojos de muchos aficionados a mediados de invierno. Los de Faenza prescindían de Jaime Alguersuari y Sebastian Buemi que habían mostrado una buena progresión en los meses anteriores. En su puesto entrarían dos debutantes -aunque Daniel Ricciardo compareciera en varias carreras con HRT, su experiencia real es mínima- dejando claro que Toro Rosso no es más que un paso más en la escalera de sus jóvenes pilotos hacia Red Bull. Como la Fórmula 3 o las World Series.

Objetivo: evaluar talentos


Es evidente que Toro Rosso podría haber ido a por la gloria en 2012 teniendo en cuenta lo igualada que está la parrilla. Una buena inversión en desarrollo y el aprovechamiento de los conocimientos de su casa madre le harían repuntar pero, como demuestra apostar por dos pilotos que a corto plazo no van a rendir mejor que los que tenían antes, conseguir resultados no está en su hoja de ruta. Su único objetivo es evaluar a los pilotos para ver si están listos para dar el salto a Red Bull. Para comprobar si responden a las exigencias de un fin de semana, si consiguen sacar el máximo del coche a una vuelta o si tienen la constancia necesaria para rodar con constancia durante un Gran Premio no es necesario tener un coche competitivo. ¿O es que Fernando Alonso necesitó un buen coche para impresionar a la Fórmula 1 en 2001? El 'próximo Vettel' tampoco.