viernes, 6 de marzo de 2015

Desafíos

El pasado otoño llegó el día en el que Fernando Alonso decidió dejar Ferrari por McLaren y Sebastian Vettel cambiar toros por 'cavallinos'. No por esperado dejaba de ser sorpresivo que ambos cambiaran un equipo donde eran queridos por otro con peores resultados en la última época. Si bien la del alemán era una huida hacia delante ante la irrupción del jovial (y además, rapidísimo) Daniel Ricciardo y el inicio disolución del equipo técnico que hizo de Red Bull un equipo envidiable en los últimos años, la del español es un metafórico 'pit stop' provocado por el tráfico en pista. A duras penas podría recomponer su carrera por la vía principal por lo que decidió dar un giro brusco y emprender un paseo por la montañosa carretera secundaria.
 
Por si no lo tenía asumido desde el mismo momento en el que sus opciones de futuro se redujeron a volver a Woking, Fernando (te queremos de vuelta lo antes posible) ha comprendido con la primera rampa del puerto que se encuentra ante un muro 'hors categorie'. Honda parece haber pecado de arriesgada hasta el punto de la inconsciencia, si damos por buenos los rumores sobre la honestidad de los japoneses en cuando a probar su proyecto de motor antes de ponerlo en pista. El poco bagaje acumulado por el propulsor de la casa japonesa, quienes ya estaban fuera del Gran Circo cuando la Fórmula 1 adoptó el KERS, tampoco ayudará al desarrollo del MP4/30.
Si recordamos dónde estaba McLaren en 2014 (a 520 puntos de Mercedes y con la mitad que Red Bull), tendremos los pies en el suelo para comprender que, quizá, una temporada como la pasada en progresión entrando en la lucha por las migajas que deje Mercedes a final de campeonato sería buena. Esa es la frontera en la que se puede medir a McLaren Honda, no en la exigencia de recrear sus viejos laureles o compararse con lo que Red Bull pudo hacer el año pasado. Una pésima pretemporada indica cualquier cosa menos que un buen año después, por mucho que Red Bull lo hiciera en 2014. Quizá un Lotus con mejor capacidad de desarrollo y mejores pilotos para obtener resultados más destacados sea una mejor analogía de lo que 2015 le puede traer a los británicos.

No tan profunda como la de McLaren ha sido la revolución dentro de Ferrari: con Alonso, sin él, con Domenicali y Montezemolo o con Arrivabene y Vettel, Ferrari es y será siempre distinta al resto. Hay que quererla o odiarla así. Las sensaciones que arrojaron en pretemporada, vistos los coches desde el borde de la pista, son positivas. Räikkönen vuelve a ser finlandés y volador y Vettel vuelve a sonreír cuando se quita el sotocasco. Sólo eso dice mucho de los dos pilotos que peor lo pasaron en la pasada temporada y que fueron incapaces de levantarse en todo el año. Esta por ver hasta qué punto podrá el coche seguir siendo dócil cuando los pilotos busquen los límites de verdad y si los cambios en el motor permitirán al SF15-T ser competitivo en carrera, momento en el que su predecesor se venía abajo.
Todos estos avatares darán más tranquilidad a un hombre: Lewis Hamilton. Sin duda, el inglés es el gran beneficiado de la valentía de sus grandes rivales de generación y su única batalla la tendrá en casa. Después de haber ganado la guerra psicológica por goleada a Nico Rosberg a final de 2014, este año debería ser más fácil aún para Lewis. Quizá demasiado fácil, para su desgracia. No ahogarse en el champagne y recordar que mantener su estatus en Mercedes bien vale perder un puñado de millones de euros y tener que decir que no a entregas de premios y eventos personales varios será su mayor desafío en 2015. Bendito problema, que diría aquel.

No hay comentarios: