martes, 24 de mayo de 2011

Montmeló: sobre excusas y problemas


Suele dar bastante vergüenza ajena ver a los pilotos quejarse del empedrado, lamentarse ante la prensa y sobre todo, sacar ese libreto de excusas cada vez más manido para justificar su escaso rendimiento en pista. No hay nombres propios, da igual si eres un héroe en pésimo estado de forma, un veterano con un historial casi impecable, una promesa venida a menos o un joven que se vio abocado a dar el salto a la Fórmula 1 antes de tiempo.

Los problemas existen en Fórmula 1 y en lo intrínseco de cada uno está la forma que se tenga de afrontarlos. Puedes resignarte y limitarte a ensayar el discurso que le contarás a la reportera de turno, mientras eres mucho más lento que el tipo del otro lado del box, o agachar la cabeza y pasar las noches en vela en busca de una solución que existe y que te exigirá cambiar ideas que considerabas esenciales hace tan sólo unos meses.

Cuentan que durante el largo invierno de 1996, Michael Schumacher solía pasarse cada medianoche con su 456GT por una pizzería en Maranello para que los técnicos del conjunto italiano no pararan de trabajar en las largas jornadas que, con el alemán siempre presente, se alargaban hasta altas horas de la madrugada. Y a primera hora del día siguiente, a rodar en Fiorano para probar las ideas que habían surgido entre una carbonara y un par de cuatro estaciones.

Aquellos tiempos en la que existía total libertad para probar pasaron hace tiempo, pero las largas reuniones para solventar problemas siguen estando en la agenda de gran parte de los pilotos y en ellas es dónde un piloto debe sacar ese extra que le permitan acudir el siguiente viernes de Gran Premio con la convicción de que, aunque los milagros no existen, los deberes vienen hechos de casa, además de tener la seguridad de que los problemas, que son inevitables aunque tengas un Red Bull entre manos, no volverán a ser los mismos que le dijiste a la reportera hace dos meses.

1 comentario:

J. Arce dijo...

Cuando llevas unos cuantos años viendo carreras se nota sobre todo en una cosa: te hartas de escuchar siempre las mismas mentiras y las mismas excusas y te das cuenta de que no son más que eso, excusas. Que si la goma, que si solo me sacan dos décimas, que si el equipo no me apoya... Recuerdo que Crivillé se pasó cinco años echándole la culpa de sus derrotas ante Doohan a la goma. Recuerdo a de la Rosa diciendo que Schumacher no sería campeón en un Minardi. Claro que no pero es que no extracta de eso, se trata de que te den un Minardi y destaques como lo hizo Alonso.