viernes, 27 de mayo de 2011

Diez razones para creer


¿Vettel ya es campeón? Para muchos, la temporada ya puede darse por sentenciada. Sin embargo, existen bastantes razones para pensar que el alemán va a sufrir para hacerse con la victoria final.

Tres cuartos de Mundial: Con los finales de temporada vividos en los últimos años en los que pilotos que parecían deshauciados han terminado levantando la corona, sigue siendo muy pronto para cantar victoria cuando tan sólo se han disputado cinco de 19 (que podrían ser 20) carreras del campeonato.

Difusores: la amenaza de la FIA sobre el mapa motor que impulsa a los monoplazas energéticos podría convertirse en realidad en pocas semanas y terminar con el dominio de Red Bull en las sesiones de calificación. Los grandes equipos tendrán que trabajar para ajustarse a la nueva normativa, pero no cabe duda de que los austriacos serán los más perjudicados.

Pirelli: el caos en que los nuevos neumáticos han sumido las estrategias de carrera es un arma de doble filo. Una mala decisión, como demostraron Hamilton en Malasia o Alonso en China, te puede hacer perder muchos puntos en una carrera. Red Bull, como sus rivales, no está ajeno a estos problemas.

Mónaco y Canadá: suena raro decir que Mónaco no se ajusta a un equipo que hizo doblete en la pasada temporada, pero lo cierto es que Ferrari fue fuerte en 2010 y lo volverá a ser este año, por no hablar de equipos como Renault, que podrían meterse en la lucha. Mientras, Canadá fue la peor carrera de los de Milton Keynes en la temporada pasada y a Vettel le tocará volver a sufrir en un circuito muy complicado.

McLaren: el equipo inglés se ha convertido en el gran rival y continuan progresando para igualarse con Red Bull. No hay duda de que si hay algún piloto con el que nadie quería jugarse las victorias es Lewis Hamilton. En Barcelona le resultó imposible pelear con Vettel, pero ha demostrado que no titubeerá en próximas carreras.

El enigma Vettel: es campeón del mundo y su soberbio inicio de temporada sólo es comparable al final de campaña que le dio el título. Sin embargo, está por ver cómo maneja la presión de ser el máximo candidato al título. Hay inumerables casos de grandes 'outsiders' que se han estrellado cuando la presión era máxima.

El futuro de Webber: el australiano, a pesar de haber ido apurado con las Pirelli, demostró en el pasado que puede igualar el ritmo de Vettel con solvencia. Con su futuro en entredicho, no tiene nada que perder. Quizá no pueda hacerse con el título, pero resultará otro rival incómodo para el alemán si el campeonato se iguala.

Fiabilidad: repasando las estadísticas, Vettel está en mitad del pelotón en cuanto a kilómetros acumulados durante la temporada. Ha sufrido problemas de todo tipo... en entrenamientos. La ley de la probabilidad dice que en cualquier momento podría sufrirlos en carrera.

KERS: Red Bull sigue sin conseguir hacerlo funcionar como esperan. Parafraseando a muchos miembros del paddock, el KERS no te hará ganar el campeonato, pero te podría hacer perder duelos decisivos en carrera.

Sistema de puntuación engañoso: la escasa diferencia entre primero y segundo -que trasladada al sistema clásico de diez puntos por victoria sería de sólo 16 puntos-, hace que un abandono de Vettel en las próximas carreras pueda dejar a su principal rival a tiro de una carrera del alemán con mucho mundial por delante.

martes, 24 de mayo de 2011

Montmeló: sobre excusas y problemas


Suele dar bastante vergüenza ajena ver a los pilotos quejarse del empedrado, lamentarse ante la prensa y sobre todo, sacar ese libreto de excusas cada vez más manido para justificar su escaso rendimiento en pista. No hay nombres propios, da igual si eres un héroe en pésimo estado de forma, un veterano con un historial casi impecable, una promesa venida a menos o un joven que se vio abocado a dar el salto a la Fórmula 1 antes de tiempo.

Los problemas existen en Fórmula 1 y en lo intrínseco de cada uno está la forma que se tenga de afrontarlos. Puedes resignarte y limitarte a ensayar el discurso que le contarás a la reportera de turno, mientras eres mucho más lento que el tipo del otro lado del box, o agachar la cabeza y pasar las noches en vela en busca de una solución que existe y que te exigirá cambiar ideas que considerabas esenciales hace tan sólo unos meses.

Cuentan que durante el largo invierno de 1996, Michael Schumacher solía pasarse cada medianoche con su 456GT por una pizzería en Maranello para que los técnicos del conjunto italiano no pararan de trabajar en las largas jornadas que, con el alemán siempre presente, se alargaban hasta altas horas de la madrugada. Y a primera hora del día siguiente, a rodar en Fiorano para probar las ideas que habían surgido entre una carbonara y un par de cuatro estaciones.

Aquellos tiempos en la que existía total libertad para probar pasaron hace tiempo, pero las largas reuniones para solventar problemas siguen estando en la agenda de gran parte de los pilotos y en ellas es dónde un piloto debe sacar ese extra que le permitan acudir el siguiente viernes de Gran Premio con la convicción de que, aunque los milagros no existen, los deberes vienen hechos de casa, además de tener la seguridad de que los problemas, que son inevitables aunque tengas un Red Bull entre manos, no volverán a ser los mismos que le dijiste a la reportera hace dos meses.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Estambul: sobre Schumacher y los tiempos que corren



En Fórmula 1 se suele oír mucho aquello de 'cualquier tiempo pasado fue mejor'. Personalmente, no me gusta esa afirmación en ningún ámbito ya que es deber de cada uno adaptarse a los tiempos y saber distinguir entre el grano y la paja para valorar los puntos fuertes del asunto en cada momento. Y como aficionado, saber disfrutarlo y ser consciente de que los libros de historia están y estarán ahí siempre para poder ser recordados.

Por eso no me gusta que se ataque la actual Fórmula 1 de artificial por el uso del alerón móvil evocando una pureza que el Gran Circo dejó atrás antes incluso de que Jaime Alguersuari o Sergio Pérez fueran sólo proyectos en la mente de sus padres. Después de todo, el DRS no es más que otro factor en las carreras, que se equipara a la calificación condicionada que nos plantea Pirelli con su combinación de neumáticos. Guardarse un juego de neumáticos va camino de convertirse en norma dando la oportunidad a los equipos no punteros de colarse entre los grandes si deciden asumir el riesgo y buscar portadas de los dominicales en lugar de asegurarse una buena estrategia para carrera.

Entre estos equipos parece estar Mercedes, cuyo coche es mucho más efectivo a una vuelta que en distancia de carrera. Eso hace que Nico Rosberg pueda sacar a relucir su estatus y mezclarse con los grandes de la parrilla en calificación, pero sea incapaz de plantarles cara en carrera. Menciono sólo a Nico, porque, a pesar de que muchos confiábamos en su recuperación tras un amplio periodo de readaptación, Michael Schumacher no está ni se le espera.

Partiendo de la base del enorme respeto que tengo al alemán, lo bueno que me parece para la competición su regreso y la comprensión de los problemas que le apartaron de su nivel en el pasado año, creo que el modo de afrontar la situación de Schumacher está siendo inapropiado. Es respetable que sea manifiestamente más lento que su compañero de equipo y que cometa errores de bulto pero su actitud frente a otros pilotos es inaceptable, como demuestran sus encontronazos con Petrov, Barrichello y algún compañero más durante la carrera de este domingo. Esa actitud es lo único en lo que Michael recuerda a lo que fue en su momento.

Su rendimiento en su época en Mercedes no hace más que cimentar una idea cada vez más generalizada. Y es que, si alguien echa la mirada atrás, será para pensar que quizá el Kaiser sea "solamente" un gran piloto que supo aglutinar a tres genios como Todt, Brawn y Byrne para conseguir sus éxitos, pero que los Vettel, Alonso, Hamilton y compañía también podrían acumular un historial aplastante con las condiciones que disfrutó el alemán. Sin duda, hablando de Michael, tenemos que hacer una excepción: en su caso cualquier tiempo pasado sí que fue mejor.