miércoles, 11 de mayo de 2011

Estambul: sobre Schumacher y los tiempos que corren



En Fórmula 1 se suele oír mucho aquello de 'cualquier tiempo pasado fue mejor'. Personalmente, no me gusta esa afirmación en ningún ámbito ya que es deber de cada uno adaptarse a los tiempos y saber distinguir entre el grano y la paja para valorar los puntos fuertes del asunto en cada momento. Y como aficionado, saber disfrutarlo y ser consciente de que los libros de historia están y estarán ahí siempre para poder ser recordados.

Por eso no me gusta que se ataque la actual Fórmula 1 de artificial por el uso del alerón móvil evocando una pureza que el Gran Circo dejó atrás antes incluso de que Jaime Alguersuari o Sergio Pérez fueran sólo proyectos en la mente de sus padres. Después de todo, el DRS no es más que otro factor en las carreras, que se equipara a la calificación condicionada que nos plantea Pirelli con su combinación de neumáticos. Guardarse un juego de neumáticos va camino de convertirse en norma dando la oportunidad a los equipos no punteros de colarse entre los grandes si deciden asumir el riesgo y buscar portadas de los dominicales en lugar de asegurarse una buena estrategia para carrera.

Entre estos equipos parece estar Mercedes, cuyo coche es mucho más efectivo a una vuelta que en distancia de carrera. Eso hace que Nico Rosberg pueda sacar a relucir su estatus y mezclarse con los grandes de la parrilla en calificación, pero sea incapaz de plantarles cara en carrera. Menciono sólo a Nico, porque, a pesar de que muchos confiábamos en su recuperación tras un amplio periodo de readaptación, Michael Schumacher no está ni se le espera.

Partiendo de la base del enorme respeto que tengo al alemán, lo bueno que me parece para la competición su regreso y la comprensión de los problemas que le apartaron de su nivel en el pasado año, creo que el modo de afrontar la situación de Schumacher está siendo inapropiado. Es respetable que sea manifiestamente más lento que su compañero de equipo y que cometa errores de bulto pero su actitud frente a otros pilotos es inaceptable, como demuestran sus encontronazos con Petrov, Barrichello y algún compañero más durante la carrera de este domingo. Esa actitud es lo único en lo que Michael recuerda a lo que fue en su momento.

Su rendimiento en su época en Mercedes no hace más que cimentar una idea cada vez más generalizada. Y es que, si alguien echa la mirada atrás, será para pensar que quizá el Kaiser sea "solamente" un gran piloto que supo aglutinar a tres genios como Todt, Brawn y Byrne para conseguir sus éxitos, pero que los Vettel, Alonso, Hamilton y compañía también podrían acumular un historial aplastante con las condiciones que disfrutó el alemán. Sin duda, hablando de Michael, tenemos que hacer una excepción: en su caso cualquier tiempo pasado sí que fue mejor.

1 comentario:

José Luis dijo...

¿Verdugo de sí mismo y víctima de los demás?; de cualquier forma, el proyecto MercedesGP surgió desde la unidad de un equipo alemán con pilotos alemanes (aunque con sede en Brackley, Inglaterra), y la figura del siete veces campeón tuvo un tirón mediático que difícilmente se podría conseguir de otra forma.
No creo que sea necesario ganar o no ser nada, porque hay otros muchos pilotos de quienes apenas sabemos ni que están corriendo (aunque han pagado fortunas por hacerlo y que nos enteremos).