Hay que tener claro que Nueva Jersey no es Nueva York, pero el objetivo de Ecclestone no era otra que ver la postal de los monoplazas rodando con el skyline de Manhattan de fondo entre las grandes imágenes de la historia de la Fórmula 1. Después de todo, era demasiado optimista pensar que el corazón de la gran manzana se iba a paralizar para acoger una carrera de una competición que no está arraigada en la cultura norteamericana.
Que la carrera no se dispute en el centro de Nueva York tiene sus cosas buenas, entre otras, que el trazado no sea una copia de Singapur. A pesar de que la zona de boxes está alojada en un puerto a la orilla del rio Hudson, el ascenso hacia el último sector del circuito es rápida con enlazadas interesantes dando pie a un descenso por un carril estrecho y rodeado de árboles que desemboca en la zona del puerto.
Aunque está por ver si la adaptación de Hermann Tilke termina haciendo que esa zona portuaria nos recuerde más al insulso Valencia Street Circuit que al glamuroso Mónaco, la llegada de la Fórmula 1 a Nueva Jersey supone una gran noticia ya que significa, unida al próximo estreno del circuito de Austin, la reconciliación del público estadounidense con el Gran Circo.
Artículo publicado en BoxGP
2 comentarios:
Sería una risa que la palmase antes de ver cumplido su sueño.
No te creas que no lo he pensado... xD
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