Un oasis en el desierto. Se me ocurren mil apelativos para la maravilla conocida como Circuito Gilles Villenueve que resiste al paso del tiempo en Montreal. Sus largas rectas parecen no tener límite y sus afiladas curvas lentas parecen ser sencillas, pero.. ay, amigo si las subestimas. A todos y cada uno de los pilotos les ha pasado, un error, al muro.. y todo el mundo viendo tu cara de tonto al bajarte del coche. Por ello quizá, Michael Schumacher (¿se acuerdan de él?) haga ganado tantas veces aquí.
En total, una maravilla para los sentidos que suele deparar grandes carreras.. tan encantador como Montreal, con la mezcla con lo mejor de la cultura francesa y lo mejor de la americana. En lo extradeportivo, probablemente este sea el GP más agradable del año para los pilotos, pero en cuanto a la pista ninguno te contará que no es un reto temible. Hay que atacar los pianos como en Imola (qué tiempos aquellos) pero donde en Mónaco hay guardarraíl aquí te esperan robustos muros de hormigón y las velocidades son mucho mayores que en el pequeño estado de la costa azul.
El año pasado, Fernando puso otra pica en Flandes con su sexta victoria del año (la centenaria de Michelin en F1) y Kimi Räikkönen se despistó en la penúltima vuelta dejando a Michael cmaino libre para la segunda plaza. McLaren suele tener una buena carrera en Montreal, asi que apuesten por el bueno del asturiano o por Lewis, si se atreven.. en Canadá cualquier cosa es posible. Como dice el legendario muro de la última curva..
¡Bienvenue au Québec!
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