El año que viene, Pedro de la Rosa formará parte del club de los sesenta pilotos que han llegado la cifra mágica de 100 Grandes Premios. Y lo hará con una escudería HRT que comienza a asentar las bases de un proyecto serio para la Fórmula 1. Podrá tener un final que haga honor a Andrea Moda, pero la creación de una sede en Valencia y el fichaje de personal especializado -incluyendo españoles provenientes de Epsilon y Addax- aparenta un futuro interesante para un equipo. Tan interesante como para que Pedro haya decidido volver al ruedo.
Aunque a primera vista parece un acuerdo en el que todos ganan, no ha debido ser una decisión sencilla para el veterano piloto español. Cada año que pasaba, la opción alternativa de dar el salto al DTM o llamar a la puerta de Ron Dennis para pedir que McLaren acudiera a Le Mans estaba más cerca pero la pasión de De la Rosa por la Fórmula 1 ha vuelto a inclinar la balanza a pesar de que, deportivamente, será muy complicado volver a pisar la zona de puntos con un coche que estará lejos de la cabeza.
El lado oscuro del acuerdo es que la entrada de Pedro, como la posible continuidad de otros clásicos como Barrichello o Trulli, cierra la puerta a los pilotos jóvenes, cada vez más maltratados por una Fórmula 1 movida por el dinero y en la que se limita el tiempo en pista de los coches. Viendo el lado positivo, al menos uno de estos pilotos podrá aprender al lado de De la Rosa en HRT ya que si se sigue la lógica, su fichaje descartaría la continuidad de Liuzzi forzando al equipo a buscar un joven piloto para acompañarle. Las pesquisas señalan a Dani Clos, pero el catalán bien podría conformarse con un hueco como piloto del viernes a la espera de su gran oportunidad como titular.
A pesar de esta delicada situación global, es imposible no sacar una sonrisa por ver al barcelonés en la pista. Compañero de viaje para muchos durante años e instructor de neófitos desde la cabina de comentaristas de las retransmisiones, De la Rosa es alguien que, méritos en pista aparte, se ha ganado a pulso el cariño de una gran mayoría de los aficionados. Y es que, como decía el clásico, la grandeza de una persona se puede manifestar en los grandes momentos, pero se forma en los instantes cotidianos.
1 comentario:
Un tío muy majo, Pedro.
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