"Lo siento por ti, pero no habrá ningún cambio de pilotos" fue la contundente respuesta con la que Luca di Montezemolo, presidente de Ferrari, zanjó la pregunta de un periodista sobre la continuidad de Felipe Massa en la escudería italiana. Si bien es cierto que la presencia de Felipe compartiendo equipo junto a Fernando Alonso en 2012 no estaba en cuestión a pesar de los rumores que los agentes de pilotos en proceso de renovación con otros equipos -Button, Rosberg, etc...- filtran a la prensa, quien más debe sentir la noticia no debe ser un mero informador sino para todos los que alientan al Cavallino cada fin de semana.
Los datos están sobre la mesa: ningún piloto de Ferrari en sesenta años ha encadenado 19 Grandes Premios con un mejor resultado de 5º puesto, que es lo mejor que Massa ha conseguido desde que subió al podio en Corea 2010. No deja de ser una vara injusta para medir a un piloto dada la fiabilidad plena de la que goza la actual Fórmula 1 -las roturas daban resultados inesperados en el pasado con frecuencia-, pero tampoco es necesario recordar que Ferrari durante toda su historia estuvo en muchas ocasiones en posiciones mucho más bajas que la tercera en la que terminará el año.
Los precedentes tampoco ayudan. Kimi Räikkönen en su último año como piloto de la Scuderia, con un coche ínfimamente menos competitivo, ganó en Spa y subió cinco veces al podio. Sin embargo, su correcta aunque decepcionante labor de escudero de Massa en 2008 y probablemente, su poca afición a los actos públicos de los patrocinadores -cada vez con más peso en los organigramas de los equipos- le costó el puesto al finlandés y una millonaria indemnización sin precedentes a Ferrari. Algo que no pasará con Massa a pesar de que cualquier cláusula de despido por bajo rendimiento incluida en su contrato se ajustaría al desempeño del brasileño.
Después de todo, el discurso de final de año de magnate de Ferrari no deja de ser el mismo oido en los últimos años: crítica al funcionamiento de la actual Fórmula 1 -muy respetable- y recuerdo del nombre que Ferrari tiene bordado en oro en la historia de la competición. Sin embargo, ese nombre lleva tres años alejado de los primeros puestos a pesar de contar a bordo con uno de los mejores pilotos de la historia en el mejor momento de su carrera. Ese debería ser el primer problema al que debía hacer frente Montezemolo antes de volver a ponerse el traje de adalid del aficionado purista. Y es que la viga no debe permitirnos dejar de ver el bosque: la marcha de Massa no debería ser la única.
1 comentario:
Cuánta razón. A este mediocre deberían ponerle un despacho en Maranello y regalarle una Vespa para que todos los días vaya tranquilo a trabajar.
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