¿Dónde estabas tú el 24 de agosto de 2003? Han pasado casi nueve años, 158 Grandes Premios y el protagonista de aquel día, ese niño que hizo entrar la Fórmula 1 en todos los hogares de nuestro país -quizá el tuyo o el mío no valgan, pero sí en el de ese vecino que hoy luce con orgullo una camiseta con el Cavallino- ha crecido mucho: 'baby Alonso' -como tituló La Gazzetta dello Sport al día siguiente- está a punto de cumplir 31 años dejando por el camino 30 victorias y 79 podios.
La temporada 2003 fue similar a la actual en términos de igualdad y sorpresas en cabeza, a pesar de que las circunstancias que provocaron dicha situación fueron muy distintas con dos suministradores de neumáticos rivales y tres candidatos claros al titulo con circunstancias diversas: Schumacherresistiendo con Bridgestone tras un inicio de temporada europea dominante, Räikkönen rascando podios con el vetusto MP4-17D y Juan Pablo Montoya como líder de Williams, los dos últimos con monturas Michelin.
Y entre los protagonistas de esa temporada aparecía un asturiano que, tras conseguir su primera 'pole' y primer podio en Malasia, estremeció a los aficionados con su accidente en el caos de Interlagos, presionó hasta la extenuación a los Ferrari F2003-GA estrenados en España para conseguir un segundo puesto en casa, y en Hungría volvió a sorprender siendo el más rápido en la sesión del sábado. El R23, con su motor V10 de ángulo abierto (111º) ofrecía un centro de gravedad reducido, ideal para las características de Hungaroring.
Y entre los protagonistas de esa temporada aparecía un asturiano que, tras conseguir su primera 'pole' y primer podio en Malasia, estremeció a los aficionados con su accidente en el caos de Interlagos, presionó hasta la extenuación a los Ferrari F2003-GA estrenados en España para conseguir un segundo puesto en casa, y en Hungría volvió a sorprender siendo el más rápido en la sesión del sábado. El R23, con su motor V10 de ángulo abierto (111º) ofrecía un centro de gravedad reducido, ideal para las características de Hungaroring.
Y Fernando, como el tiempo se ha encargado de demostrar, no es de esos que deje escapar una oportunidad. Con el incipiente Mark Webber detrás en tercera posición y los Williams en el lado sucio de las dos primeras filas, la salida fue la soñada: Webber, con su modesto Jaguar, se colocó segundo y resistió el acoso de Kimi Räikkönen hasta la vuelta 12 mientras la diferencia del australiano con el de Renault se iba ampliando hasta los 21 segundos. "¿Donde están los otros?", llegó a preguntar Alonso por radio.
Con esa ventaja, Fernando fue inalcanzable para el resto ganando la carrera por 16,7 segundos de margen con Räikkönen y doblando a su compañero de equipo y a Michael Schumacher, que a final de año se haría con su sexto título de Campeón del Mundo, a falta de nueve vueltas. El español, con 22 años y 27 días, se convertía en el ganador más joven de la historia de la Fórmula 1 dando a Renault una victoria veinte años más tarde y cumpliendo la promesa que había realizado entre sonrisas a su abuela unos días antes: "Sólo lo sabes tú y no se lo digas a nadie, pero en Hungría voy a ganar".
"Adri, aquí me va a costar ser el jefe"
Dos años antes, Fernando, tras subirse por primera vez a aquel carismático pero errático Minardi PS01, había reconocido a Adrian Campos, su mánager y compañero de viaje durante prácticamente un lustro, que la Fórmula 1 era harina de otro costal. Un hervidero de intereses plagado de pirañas en el que el mandamás ni siquiera se queda a ver las carreras y en el que sobrevivir ya es un éxito.
Después de aquella primera piedra en el camino, llegó la placidez del éxito en Renault, el trauma deMcLaren y el camino por el desierto que supuso volver a una casa que, de repente, se había quedado pequeña. Es indudable que junto a Ferrari, Alonso ha logrado una madurez deportiva y mental que le ha hecho convertirse en el amo y señor de la Fórmula 1. Un piloto respetado por sus rivales, escuchado por sus compañeros, adorado por los aficionados y alabado por las leyendas que le preceden en los libros de historia.
Fernando, ya eres el jefe.
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