martes, 11 de octubre de 2011

¿Qué le pasa a Lewis Hamilton?

O lo que es lo mismo, ¿por qué uno de los mayores talentos de las últimas dos décadas de Fórmula 1 sólo ha pisado el podio en una ocasión de las diez últimas carreras? Como suele ocurrir en el Gran Circo, la respuesta a esta pregunta no responde a un único motivo sino a una suma de varios en la que probablemente desconozcamos algunos.


Reglamento
Situar en un escalafón a los pilotos es un ejercicio al que los aficionados solemos jugar con diversos resultados según el desempeño de los protagonistas en las últimas carreras. Es imposible determinar, llegados a cierto nivel, qué piloto es mejor que otro ya que separar al conductor de su entorno es una dura tarea: un piloto es el hombre y las miles de circunstancias que lo rodean. Y estas circunstancias no ayudan a Lewis Hamilton. La introducción de los neumáticos Pirelli no puede ser considerada como excusa, pero sin duda, su adaptación está en el debe del inglés en esta temporada y hace que Hamilton tenga que ir a la contra en un buen número de carreras a diferencia de su compañero de equipo Jenson Button, que aprovecha las características de las gomas para paliar sus defectos.


Lejos del título
No estar en la lucha por el título debe ser prácticamente considerado como una deshonra para una persona temperamental como Lewis, a quien le cuesta asumir su parte de responsabilidad en el descalabro. Es obvio que su coche no es tan competitivo como el RB7, pero los resultados de Button evidencian que aquellas declaraciones en las que Hamilton se proclamaba como la alternativa a Vettel no eran del todo acertadas. Su reacción impulsiva en los malos momentos también es un factor a tener en cuenta. Es aceptable tener un desliz, pero acumular una lista de incidentes con pilotos menores como Maldonado, Massa o Kobayashi no es lo esperado de un piloto que debería asegurarse de salvar el máximo número de puntos posible cuando las cosas no van de cara.


Cambio de management
Mucho se ha hablado de la ruptura de Lewis con su padre, que culminó con la firma del inglés con XIX Entertainment, una empresa que vela más por los derechos mercantiles que deportivos de Hamilton. A día de hoy, como demuestran las campañas de Vodafone o su participación en Cars 2, Lewis es el número 1 de la Fórmula 1 en ese sentido, pero eso no le hará ganar carreras. Otro asunto es que, durante los años, Hamilton se ha mostrado muy sensible con respecto a su vida privada e incluso, reconoció que un pequeño bache con su pareja afectó a sus resultados en la fase final del campeonato pasado con lo que la ruptura con quien le ha acompañado durante tantos años no ayuda. En este aspecto, la ejemplar situación de Button vuelve a incluir la balanza.


¿Tiene solución?
Sin duda. La adaptación a los neumáticos debería ser papel mojado cuando el Circo vuelva a ponerse serio en Melbourne a mediados del próximo mes de marzo y la cura de humildad que Hamilton sufrirá al verse por debajo de Button en la clasificación final hará que su temperamento suba otro escalón. Si Martin Whitmarsh logra enderezar a su piloto en lo deportivo apartando a un lado los negocios, Lewis volverá a estar en la punta de lanza de la Fórmula 1. Aunque no habría mejor antídoto para la situación que su nuevo McLaren en la próxima campaña estuviera a la altura de los mejores. Poco importarían las campañas publicitarias entonces.

Artículo publicado en BoxGP

1 comentario:

J. Arce dijo...

Es triste que los neumáticos puedan acabar con la carrera de este prodigio. Pero parece ser que a mucha gente no le importa que la F1 se esté convirtiendo en una fórmula de resistencia.
Eso sin olvidar que ha perdido el norte en su vida personal.