Publicado en el nº43 de GPActual
Cinco campeones del mundo en parrilla: el joven Vettel, el inteligente Button, el agresivo Hamilton, el bicampeón Alonso y la leyenda Schumacher. Con semejante alineación, tenemos que remontarnos al año 1970 para ver un número tan amplio de campeones del mundo disputando el campeonato. Los tiempos han cambiado mucho, la seguridad en los circuitos pasó de ser la excepción a convertirse en norma, los coches han pasado por un buen número de cambios profundos, pero el mejor espectáculo del mundo de las cuatro ruedas continua llamando la atención de los aficionados como lo hacía cuando Los Beatles se acababan de disolver o el Apolo 13 había sido lanzado a la Luna.
Al igual que en la actual temporada, en sus primeros compases, la de 1970 destacó por el dominio de un monoplaza innovador, el Lotus 72. Destinado a suceder al legendario 49, el monoplaza de la factoría de Nolfork fue el primero que retrasó la admisión central del morro a los pontones, lo que revolucionó los planteamientos adquiridos hasta ese momento. Como toda idea revolucionaria, el 72 fue complicado de depurar y el equipo continuó usando el antiguo modelo, en su versión C, en algunas carreras de los primeros Grandes Premios de la temporada.
Un año extraño y negro
Al igual que en la actual temporada, en sus primeros compases, la de 1970 destacó por el dominio de un monoplaza innovador, el Lotus 72. Destinado a suceder al legendario 49, el monoplaza de la factoría de Nolfork fue el primero que retrasó la admisión central del morro a los pontones, lo que revolucionó los planteamientos adquiridos hasta ese momento. Como toda idea revolucionaria, el 72 fue complicado de depurar y el equipo continuó usando el antiguo modelo, en su versión C, en algunas carreras de los primeros Grandes Premios de la temporada.
Un año extraño y negro
Un arma legendaria como aquella tenía que se estrenada en un circuito mítico como el Jarama, que acogía por primera vez la Fórmula 1, viviendo uno de los momentos más peculiares de la historia de la competición: ante la imposición de una parrilla de tan sólo 16 coches, los pilotos se niegan a participar si no se deja competir a sus compañeros no clasificados. Pero cuando llegó la hora de la carrera, todos se presentaron en parrilla... ¿todos? No, el doble campeón Graham Hill, en su último años con Lotus, se negó a competir bajo esas condiciones. Con lo cual, los comisarios decidieron llamar al primer suplente generando un escándalo sin igual en el circuito. Ante la situación esperpéntica, Jackie Stewart intercedió ante sus compañeros y la carrera se disputó con Hill entre los participantes.
Como no podía ser de otro modo, Stewart, el defensor del título y el más joven de los cinco campeones, se hizo con la victoria en aquella cita, su primera carrera con Matra. Ese resultado sería un oasis en el desierto, ya que el escocés sólo subiría dos veces más al podio. Mientras, el rey de Mónaco, doble Campeón del Mundo, terminaba cuarto y durante el año no lograba brillar ni siquiera en su circuito talismán, quedándose muy lejos de la lucha por un campeonato que no volvería a ganar.
Precisamente, la cita del Principado es la que define el campeonato. Jack Brabham, a sus 44 años y con tres títulos en su haber, había prologado su carrera tras no encontrar ningún piloto de nivel para ocupar su puesto en su propio equipo. En lo que sería su último año en el Gran Circo, el australiano se encaminaba a cerrar su carrera con una espectacular victoria en el mismo lugar en el que había conseguido su primer triunfo más de una década antes. Sin embargo, no contaba con la velocidad del nuevo Lotus 72.
Y es que, con Jochen Rindt al volante, el 72 se volvió imbatible. En Mónaco, el austriaco presionó hasta la extenuación a Brabham y consiguió que el ‘aussie’ cometiera un error en la última vuelta, logrando la primera victoria de una racha de cinco consecutivas, sólo interrumpida por una rotura de motor en Spa. Aquella fue la última carrera disputada en el circuito original y una de las dos victorias del méxicano Pedro Rodríguez.
En el siguiente Gran Premio en Zandvoort, llegaron los primeros puntos de John Surtees. El campeón del 64, que había creado su propia escudería siguiendo el ejemplo de Brabham, aún estaba usando el McLaren M7C de la pasada temporada antes de sacar a pista su propio monoplaza: el Surtees TS/7, el precursor para una escudería que competiría durante nueve años en Fórmula 1.
Semanas antes, el quinto campeón, Denny Hulme habría sufrido fuertes quemaduras en sus manos preparando la Indy 500. Unido al reciente fallecimiento de su patrón Bruce McLaren y al anterior de Piers Courage, la Fórmula 1 se volvió a teñir de negro y, a pesar de que la situación parecía que no podría ir peor, llegaron los entrenamientos del Gran Premio de Italia en los que se produjo una nueva desgracia: el fallecimiento de Jochen Rindt.
Al entrar en la Parabólica, el eje del freno delantero cedió y el chasis número 2 terminó contra las barreras llevándose la vida del que se convertiría, de manera póstuma, en el sexto campeón de aquella parrilla. Pese a que se disputarían cuatro carreras, ni Jacky Ickx, ni Clay Regazzoni lograrían recortar la distancia que les separaba del austriaco.
Inevitables comparaciones
La seguridad es la gran diferencia entre aquella época y la actual. Gracias al trabajo de Jackie Stewart, Sid Watkins y otros muchos durante estos años, este mayo se cumplirán 16 años sin lamentar una muerte en carrera y los aficionados pueden respirar algo más tranquilos, ya que es mucho más complicado que sus ídolos perezcan en pista, algo lamentablemente común en los primeros años de competición.
Centrándonos en la figura de estos diez hombres que tienen ganado su hueco en el Olimpo de la Fórmula 1, la generación del 70 tenía prácticamente siete años más de media que los actuales y tan sólo un veteranísimo Michael Schumacher supera en edad a Stewart, el más joven de los cinco campeones de hace cuatro décadas. Para reafirmar la teoría, tan sólo hay que aportar un dato: hasta ese momento, sólo Bruce McLaren había ganado una carrera con la edad que actualmente tiene Sebastian Vettel.
Aunque la situación de estabilidad de los pilotos es mucho mayor que entonces y es inimaginable que uno de estos campeones con decenas de contratos publicitarios vaya saltando de equipo en equipo (¡o incluso impulsando el suyo propio!) como los campeones de la época, resulta curioso darse cuenta de que, desde que Fernando Alonso se hiciera con su segundo título en Renault en 2006, nadie ha podido repetir entorchado. De hecho, el español fue el único que tuvo opciones de hacerlo en su primer año en McLaren. Y es que, tanto Raikkonen como Hamilton y, en menor medida, Button, estuvieron lejos de conseguir su segundo título con el 1 en su monoplaza a pesar de estar en equipos destinados a luchar por las victorias como McLaren o Ferrari.
Después de un inicio de campaña fulgurante, la situación parece mucho más propicia para que el campeón en título Sebastian Vettel consiga volver a hacerse con la corona. Tal y como ocurría en aquellos maravillosos años con Colin Chapman, Vettel puede recorrer la parrilla con su monoplaza y ver como todos los rivales recelan y admiran las innovaciones que un genio como Adrian Newey ha introducido en el arma que le podría dar el campeonato del mundo. Después de todo, quizá no hayamos cambiado tanto.
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