Resulta interesante echar un vistazo atrás para comprobar qué ha sido de los protagonistas del incidente. El joven Piquet, con más prepotencia que talento, jamás volverá a pisar un paddock del Gran Circo para realizar su trabajo. Sus sucesivas declaraciones ante los miembros de la FIA no fueron más que una demostración de poca inteligencia y si algo dejaron claro es que jamás existió presión del equipo para que Piquet se estrellara. Así se extrae de la declaración de Mister X, el único testigo no implicado en la reunión en la que se gestó el arreglo.
De esa forma también se expresó Pat Symonds, quien se limitó a reconocer que fue el propio piloto quien propuso forzar la salida del Safety Car y tan sólo asumió su culpa por no censurar la propuesta en ese mismo momento. Esa inteligencia, mostrada en decenas de ocasiones en el muro, es la que ha permitido a Symonds volver a la Fórmula 1. Su trabajo en Virgin, su labor de gurú en la revista más prestigiosa de la competición y el ejemplo de otros casos de retornos satisfactorios hacen que, a día de hoy, la percepción que se tiene del británico es que es uno más en la competición.
¿Y Flavio Briatore? Su implicación en el caso es la menos clara de los tres, pero la sanción de por vida es la mayor de todas. Las razones de esta decisión federativa están claras: el italiano reaccionó negando la mayor, mintió en su declaración jurada al respecto de lo ocurrido, no ejerció su papel -en ese momento, era jefe de equipo y mánager de Nelsinho- y sobre todo, tenía demasiadas cuentas pendientes con la FIA como para que los miembros del Consejo Mundial dejaran pasar la situación.
Sus siempre vehementes declaraciones durante años, su revanchismo y su historial terminó con los huesos de Flavio fuera de la Fórmula 1 y, aunque su retorno -aceptado por la justicia y ansiado por un innegable alto número de aficionados- parezca siempre cerca de producirse, me temo que Briatore no volverá a ponerse a los mandos de una escudería. Sin duda, Luca di Montezemolo es suficientemente inteligente como para no ponerse del lado de alguien con tantos enemigos y tan poca habilidad política.
Al hilo, no hay que olvidar el atinado ejemplo que Pat Symonds puso en su declaración jurada. ¿Alguien juzgó a Ferrari tras manipular la calificación del Gran Premio de Mónaco en 2006 cuando Michael Schumacher aparcó su Ferrari en la pista? Lo ocurrido se saldó con una mera sanción deportiva al piloto, que podríamos calificar como leve si tenemos en cuenta lo ocurrido con Renault. Y es que, parafraseando a Bernie Ecclestone, asegúrate de que tus manos son suficientemente grandes antes de intentar coger a alguien por sus partes nobles.
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