
Les confieso que allá por el 2006 cuando se produjo la excisión entre Williams y BMW, estaba deseando que el gigante bávaro se estrellara en su llegada a la F1 y poder decir "aquí está el primer error de BMW". Con esa sensación aparcada por completo y desde la perspectiva que da el paso del tiempo, es complicado de entender porque dos grandes como estos dos no fueran capaces de estrechar lazos y convertir a BMW.Williams en una escudería de primera que haría palidecer los cimientos de cualquiera de sus rivales.
Lo que pasó durante sus años juntos no fueron más que decepciones: un coche ganador que ni Montoya ni Ralf Schumacher son capaces de convertir campeón en la sensacional temporada 2003, un alerón delantero estilo 'morsa' que lastró un coche que tenía el mejor motor de la parrilla y sobre todo, decenas de desencuentros, discusiones (en algunos casos absurdas) que terminaron con BMW marchandose a Suiza y Williams, en la peor época de su historia. Se acercan cinco años sin victorias.
Tres temporadas después, mientras SIR Frank ha asumido que la manera de enfocar aquella relación fue un error por su parte, BMW ya ha demostrado potencial suficiente para ser capaz de pelear por los títulos a medio plazo. Han ido ajustándose escrupulosamente al guión marcado en Múnich, aunque en este 2009 tenían el reto más complicado: pasar de entretenerse en la pelea por los puestos del cajón a competir por el título. Son sólo varias décimas, pero son las décimas más difíciles de conseguir de todas las que BMW.Sauber ha rebajado en estos años.
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Sin embargo y aunque los resultados en Bahrein sean muy elocuentes, no hay razones para ser tan pesimista con BMW. El frustrado y molesto Robert Kubica sigue siendo un piloto de primera y responderá en cuanto BMW aplique los primeros cambios aerodinámicos al F1.09 en Barcelona -el de Hinwill deben ser el coche que menos ha cambiado desde Australia- y parece que el empecinamiento de la escudería en usar el KERS debería dar sus frutos.
Es posible que cerrar la tabla en el último Gran Premio no sea como para presumir, que Thiessen y compañía entenderán como un claro toque de atención. Una señal de que no todas las piezas de un engranaje que parecía perfecto funcionan correctamente, pero nada de pensar que el nivel de BMW esta parejo con el de Force India. Revisado el historial del gigante alemán, es de esperar que tomarán las decisiones para que este tropezón no pase a ser más que eso.