Toyota lo deja. La noticia ha sido tantas veces anunciada que, a pesar de tener preparado el anuncio para el domingo, el gigante nipón lo ha hecho público este miércoles ante las filtracciones que hacían que se diera por hecho desde hace horas. En el camino quedan los ocho años de la única escudería moderna que comenzó de cero, el avión privado de Mike Gascoyne, el jugoso contrato de Ralf Schumacher... y ninguna victoria.
Tal y como señalaron Honda y BMW en un pasado reciente, Toyota ha hecho público que la crisis económica mundial ha sido la clave en esta decisión. No sé quien dijo que una de las cosas que tiene la crisis es que sirve para que los empresarios sinverguenzas se vistan de pobres empresarios apurados. Eso ha pasado con estos tres -y alguno que vendrá- gigantes y sin embargo, no ha pasado con independientes apurados como Williams.
Recordemos que Williams llegó a vender su alma al diablo para mantener a su equipo en la Fórmula Uno y seguirá haciendolo mientras sea necesario para mantener su sueño vivo. Sin embargo, estos tipos que siguen las carreras desde la planta novena de un rascacielos, han aprovechado esta oportunidad para justificar su marcha en la crisis en lugar de hablar de su ausencia de resultados.
Al igual que Honda se cansó de ver su tractor ecológico en la cola de la parrilla o BMW se precipitó al cancelar su proyecto al más mínimo tropezón, Toyota Japón no soporta tener que asumir que ha sido incapaz de subir a lo más alto del podio en sus 130 carreras, ni hablar de por qué comenzaron de cero la construcción de su coche de 2002 ni reconocer que se equivocan cortándole las alas a Mike Gascoyne cuando el equipo repuntaba.
Y aquí viene el penúltimo reconocimiento público de un servidor a Renault, que siendo el más modesto económicamente, ha sido el único fabricante que ha conseguido triunfar en la Fórmula Uno y debería haber sido el ejemplo para todos los que lo han intentado y lo intentarán. Y continúa siendolo, ya que la resolución del 'crashgate' le puso un balón muerto en el área pequeña con el portero batido para dejar el Gran Circo. Pero Renault se quedó. En parte para no dejar colgado a un socio como Red Bull y sobre todo, porque siguen amando la Fórmula Uno.
En definitiva, parece que este es el golpe de gracia para esta Fórmula Uno de grandes constructores y grandes excesos que la era Mosley consintió y permitió hasta que se dieron cuenta de que el globo iba a explotar. Ahora el globo se sigue deshinchando y será Jean Todt quien tenga que hincharlo. Al menos sabe que McLaren, Williams y Ferrari siempre seguirán soplando.
Tal y como señalaron Honda y BMW en un pasado reciente, Toyota ha hecho público que la crisis económica mundial ha sido la clave en esta decisión. No sé quien dijo que una de las cosas que tiene la crisis es que sirve para que los empresarios sinverguenzas se vistan de pobres empresarios apurados. Eso ha pasado con estos tres -y alguno que vendrá- gigantes y sin embargo, no ha pasado con independientes apurados como Williams.
Recordemos que Williams llegó a vender su alma al diablo para mantener a su equipo en la Fórmula Uno y seguirá haciendolo mientras sea necesario para mantener su sueño vivo. Sin embargo, estos tipos que siguen las carreras desde la planta novena de un rascacielos, han aprovechado esta oportunidad para justificar su marcha en la crisis en lugar de hablar de su ausencia de resultados.
Al igual que Honda se cansó de ver su tractor ecológico en la cola de la parrilla o BMW se precipitó al cancelar su proyecto al más mínimo tropezón, Toyota Japón no soporta tener que asumir que ha sido incapaz de subir a lo más alto del podio en sus 130 carreras, ni hablar de por qué comenzaron de cero la construcción de su coche de 2002 ni reconocer que se equivocan cortándole las alas a Mike Gascoyne cuando el equipo repuntaba.
Y aquí viene el penúltimo reconocimiento público de un servidor a Renault, que siendo el más modesto económicamente, ha sido el único fabricante que ha conseguido triunfar en la Fórmula Uno y debería haber sido el ejemplo para todos los que lo han intentado y lo intentarán. Y continúa siendolo, ya que la resolución del 'crashgate' le puso un balón muerto en el área pequeña con el portero batido para dejar el Gran Circo. Pero Renault se quedó. En parte para no dejar colgado a un socio como Red Bull y sobre todo, porque siguen amando la Fórmula Uno.
En definitiva, parece que este es el golpe de gracia para esta Fórmula Uno de grandes constructores y grandes excesos que la era Mosley consintió y permitió hasta que se dieron cuenta de que el globo iba a explotar. Ahora el globo se sigue deshinchando y será Jean Todt quien tenga que hincharlo. Al menos sabe que McLaren, Williams y Ferrari siempre seguirán soplando.
4 comentarios:
Williams vendió su alma pero nunca su dignidad. Por malos que fueran los años malos de Williams nunca se arrastraron por los circuitos, y si hablamos de Honda no podemos decir lo mismo.
Una lástima lo de Toyota.
me acuerdo de una vez que Barrichello se quejaba (sí una de las tantas)de que el principal problema en la BAR era de que los japoneses centralizaban todo. si esto era asi en la Toyota también, nunca irian a llegar a nada. un equipo de carreras es un delicado ecosistema de poderes y relaciones, y los japoneses, siempre tan formales y corporativos, no están hechos para modificar estrategias viendo el pitstop del adversário fallar, por ejemplo
creía en la Super Aguri exactamente por ser lo contrario de un equipo japonés. era un garagista arriesgado, con tanta alma cuanto Frank Williams.
eso sí habria funcionado
El problema de Super Aguri es que no fabricaba nada, lo compraba todo. Mosley consintió esto y cuando se dio cuenta de lo que había hecho se empeñó en que volviesen los equipos pequeños. Por lo menos reaccionó a tiempo. El siguiente podría ser Renault, pero ellos se retiraqrían con dos mundiales y muchas victorias.
Como ya he comentado en algún que otro sitio, el derroche de dinero, la mala gestión y la ausencia de resultados, son mala mezcla. Pero la crisis mundial es la coartada perfecta para tapar las incompetencias de algunos.
Un saludo.
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