A buen seguro será una de las imágenes del año. En el 2000, David Coulthard salió milagrosamente ileso de un accidente de aviación en el que fallecieron el piloto y el copiloto del Learjet privado en el que el escocés viajaba a Niza. Junto a su novia y su preparador físico a través de una ventanilla trasera, por su propio pie, antes de que el aparato empezara a arder.
Las lágrimas de Coulthard reflejan que la F1 no es un mundo de cristal ajeno a la realidad y que los pilotos son seres humanos, tal y como nosotros, que sienten y paceden. Las lágrimas de este auténtico caballero escocés son lo menos de plástico que veremos este fin de semana en Valencia.
Las lágrimas de Coulthard reflejan que la F1 no es un mundo de cristal ajeno a la realidad y que los pilotos son seres humanos, tal y como nosotros, que sienten y paceden. Las lágrimas de este auténtico caballero escocés son lo menos de plástico que veremos este fin de semana en Valencia.
2 comentarios:
El ultimo Gentleman Driver
David, ahora sin presion, nos muestra tal y como es, un gentleman, sin duda.
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